
Noticias y consejos
La escalera de la agresividad en perros
En este post os ayudamos a entender cuando vuestro perro se encuentra incómodo, y como lo expresan a través de su lenguaje corporal. Es importante entender estas señales para poder actuar en consecuencia y evitar posibles conflictos.
Mayoritariamente, los perros se comunican con su lenguaje corporal. Para expresarse utilizan la postura corporal, los ojos, las orejas, la cola, la boca… Por supuesto, también utilizan esta forma de lenguaje para expresar incomodidad. Al ver estas señales, un perro bien socializado actúa en consecuencia para evitar el conflicto.
Aquí queremos listar las diferentes señales, y como de cerca está el perro del punto de agresión física. Comúnmente se conoce como la escalera de la agresividad. Reconocer los signos de los peldaños es importante ya que te ayudará a controlar, saber llevar y eliminar los estados tempranos de estrés y las amenazas que el perro percibe.
Los diferentes estados son:
- Leve:
- Parpadea, bosteza o se lame la nariz.
- Vuelve la cabeza, evita el contacto visual.
- Leve-Medio:
- Aparta el cuerpo, se sienta o da con las patas.
- Camina alejándose del estímulo.
- Camina arrastrando el cuerpo. Muestra las orejas bajadas y pegadas.
- Medio-Alto:
- Se mantiene agachado y tiene la cola entre las patas.
- Se pone boca arriba (mostrando sumisión).
- Se pone rígido. La mirada está fija en lo que le incomoda.
- Alto:
- Gruñe.
- Marca con la boca (muerde al aire).
- Muerde.
Es común ver los 4 primeros peldaños en el día a día de tu perro. Por ejemplo, si le quitas un juguete o no le dejas oler un rastro que le interesa es muy posible que se lama la nariz, mostrando frustración. Cuando los llevamos al veterinario, seguramente los veamos bostezar en incluso intentar alejarse del veterinario.
Si ves que tu perro muestra señales de incomodidad dentro de la zona más alta de la escalera, es recomendable que ayudes a eliminar el estímulo. Por ejemplo, si estás en el parque canino y tu perro se muestra incómodo/a con otro perro lo mejor es que os vayáis y volváis más tarde. Por otra parte, si ves que tu perro está incomodando a otro, deberías interceder y alejar a tu perro para evitar conflictos.
Contagio de estrés
Otro factor a tener en cuenta es la capacidad de nuestros perros para leer nuestro nerviosismo o estrés. Lo hacen a través de nuestros movimientos corporales, olor, voz y la tensión de la correa. Por eso, en encuentros con otros perros podemos, sin querer, transmitirle nuestras inseguridades a ellos y subir su estado dentro de la escalera de agresividad. Es importante ser conscientes de nuestras emociones y evitar tirones o empujones cuando nuestro perro está interactuando con otros perros.
Y por último, cuando dos perros están en un momento de tensión y el dueño le da un cachete a su perro (sea con la mano, con la correa, golpecito con la rodilla…), estará avivando conflicto y, posiblemente, la agresión. En ese momento, tu perro asocia la agresión al estímulo que lo incomoda y posiblemente se lance a atacar. En definitiva, tu agresividad se transforma en su agresividad.
Reactividad con correa
Fíjate como los perros sin correa se comunican diferente. Depende de la relación que tengan con la correa, han aprendido que cuando están atados están “atrapados”, y no tienen la libertad de moverse o huir si lo ven necesario. Los tirones, no dejar olfatear, obligar a andar… Les hace ser conscientes que van atados.
Los encuentros con otros perros pueden ser, de por sí, una situación tensa. Especialmente si tienes un perro reactivo. Si tu perro es consciente que va atado es posible que “se sienta atrapado” y no vea otra opción que la de intentar alejar al otro perro, mostrando señales de agresividad. Por eso, tienes que ser tú el que le ayude a salir de esa situación leyendo sus señales corporales puesto que irán escalando.
Se ven muchas malas interacciones entre perros por culpa de los dueños. Por ejemplo: cuando se están olfateando los perros dar un tirón con la correa, un empujón con la rodilla, golpear al perro cuando un conflicto entre dos perros ha terminado, entre otras.
Ten en cuenta que la correa es un mecanismo de seguridad, pero el control tiene que sobre tu perro tiene que ser verbal. Tienes que dejar que tu perro se sienta todo lo libre que pueda aunque esté atado. Si tu perro está interactuando con otro perro, no des tirones a no ser que la situación lo requiera (una pelea, por ejemplo).
La importancia de una buena inhibición de mordida
Para concluir, la mayoría de conflictos entre perros son de hacer mucho ruido pero no llegar a hacer sangre. La clave está en la inhibición de mordida.
Cuando los cachorros tienen alrededor de los 3-4 meses, empiezan a morder con más frecuencia. Entre ellos, cuando se hacen daño, paran el juego y dejan un espacio de tiempo antes de volver a jugar. Esta es la forma que tienen ellos de “decirse” que el juego se ha descontrolado, y que tienen que medir mejor la fuerza de la mordida.
Es de vital importancia que tu cachorro juegue con otros cachorros para que desarrolle una buena inhibición de mordida. Las “puppy parties” (fiesta de cachorros) son eventos muy populares para ayudar a tu cachorro a socializar correctamente y desarrollar una buena inhibición de mordida.
En casa, puedes jugar con tu perro para que muerda y, cuando notes que hace más presión de la habitual, lanza un grito y para el juego. Vete de la habitación un minuto o dos, y vuelve a jugar con tu cachorro después de pedirle que se siente. Nunca castigues a tu cachorro porque haya mordido más fuerte de lo normal, puesto que puede dañar la relación entre vosotros.
Un perro con una buena inhibición de mordida abre la boca pero no hace presión, incluso en momentos de estrés o tensión. En los pocos casos en que el perro hace presión con la boca, rara vez llega a romper la piel (no hay sangre).
Esperamos que pongáis en práctica los consejos de este post, y ayudéis a vuestro perro en esas situaciones en que se siente incómodo.